lunes, 15 de julio de 2013

No a los complejos, sí al sentido del ridículo

Querid@s Gossips:

Defiendo el derecho que tiene cada persona a quererse como es, a no despreciar nada de su anatomía, aunque esta a veces pueda desconcertar…
Proclamo el “BASTA YA”  de avergonzarse de  todo aquello que va en contra del estereotipo clásico de belleza: nariz y orejas moderadas, pechos firmes, curvas equilibradas y tipo esbelto, vamos el 60 -90- 60 de talla. 
Pero con la misma contundencia proclamo “el basta ya” a hacer el ridículo, por exhibir de manera innecesaria  todo lo que tendría que pasar desapercibido, si uno no se empeña en exhibirlo, poniendo ejemplos gráficos de lo que digo y sin ánimo de ser brusca.
Mujeres que  pasan de llenitas a “jamonas” en el momento que se enfundan en unos shorts o top que desbordan sus muslos y axilas entre la escasa tela  que les ciñe, o chicas  mega- pechugonas que con exagerados escotes o transparencias, se empeñan en que no se mire la expresión de sus ojos que  seguro tienen más que contar que su escote.




A veces me llaman la atención  personas que pienso, que no tienen espejo en casa o como se ha dicho siempre que “la viste el enemigo”
Tenemos que potenciar lo bonito y no mostrar lo menos agradable. Como consejo general que le doy a mi hija y también os trasmito mis queridas seguidoras es que en  tiempo de calor hay que saberlo sufrir con elegancia, con la misma que cuando las circunstancias lo exigen somos capaces de enfundar nuestros pies en unos estrechos zapatos, con tacones de vértigo  durante largas jornadas. No se trata de desvestirse, que de eso ya se encarga la publicidad y algunos diseñadores que no siempre nos quieren bien a las mujeres, y como consejo 10 nuca enseñar la ropa interior (como su nombre indica) eso va también para el genero masculino.

Sino de ponerse prendas con telas fresquitas y colores acordes al verano, por ejemplo huir de los tonos oscuros. Hay que aprender a conocerse, a vestir y actuar conforme a la edad y al  aspecto que uno trasmite. 





Que ridículas resultan esas mujeres ya sexagenarias vestidas de jovencitas de 20. Eso si, lo mismo que las jovencitas de 20, que delgadas o no, se empeñan en ataviarse desubicadas para la ocasión, que hacen turismo vestidas  como si fueran de boda, van a fiestas a recoger premios o a la iglesia como se va a la playa o la playa como se va a la ducha.
En fin se trata de intentar adecuar a cada momento el vestuario y porte que debemos lucir, no es fácil, pero habrá que aplicar un poquito de reflexión y de sentido común delante del espejo.

Con mucho cariño

Sra. Waldorf

No hay comentarios:

Publicar un comentario